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Depresion

 

 

 

 

 

 

 

¿Qué es un trastorno depresivo?

Un trastorno depresivo es una enfermedad que afecta a todo el organismo, al estado de ánimo y a los pensamientos, a la forma en que come y duerme, y a su concepto de la vida en general.

Un trastorno depresivo no es un estado de ánimo triste pasajero, tampoco es un signo de debilidad personal o una situación que se pueda superar únicamente con ayuda de la voluntad. Las personas que sufren una enfermedad depresiva no pueden tan sólo "animarse" y de inmediato sentirse mejor. Sin tratamiento, los síntomas pueden durar semanas, meses o años. En cambio, un tratamiento adecuado ayuda a más del 80% de las personas que sufren depresión.

 

¿ Cuáles son los síntomas de depresión?

No todas las personas que sufren depresión experimentan el conjunto de síntomas que se describen a continuación.

Algunas personas deprimidas padecen una cantidad limitada de síntomas, mientras que otras presentan gran cantidad de ellos. La gravedad de los síntomas varía según los individuos.

 

Los síntomas son:

•  Estado de ánimo persistentemente triste, ansioso o "vacío".

•  Sensaciones de desesperanza, de pesimismo.

•  Sensaciones de culpa, de inutilidad, de incapacidad.

•  Pérdida de interés o de placer en pasatiempos y actividades que anteriormente se disfrutaban, incluyendo el sexo.

•  Insomnio, despertar muy temprano o dormir más de lo necesario.

•  Pérdida de apetito y/o de peso, o comer con exceso ocasionando aumento de peso.

•  Disminución de energía, fatiga o decaimiento.

•  Pensamientos sobre la muerte o el suicidio, intentos de suicidio.

•  Inquietud, irritabilidad.

•  Dificultad en concentrarse, en recordar, en tomar decisiones.

•  Síntomas físicos persistentes que no responden a tratamiento, tales como dolores de cabeza, trastornos digestivos y dolor crónico.

La presencia de 5 o más de los síntomas anteriores, durante un periodo superior a 15 días puede sugerir una depresión.

   

¿ Por qué aparece una depresión?

No existe una causa única para la depresión, los factores responsables pueden ser tanto biológicos, como psicológicos como sociales como una mezcla de todos ellos.

Algunas formas de depresión son genéticas, lo que indica que puede heredarse cierta vulnerabilidad biológica. Aparentemente existen factores adicionales, tales como tensión en el medio ambiente en que se mueven las personas, que pueden desencadenar el inicio del trastorno. E n algunas familias, la depresión mayor parece presentarse en generaciones sucesivas. Sin embargo, también pueden padecerla personas que no tengan antecedentes familiares de depresión. Enfermedad hereditaria o no, el hecho es que los individuos con trastornos depresivos mayores frecuentemente presentan alteraciones en las sustancias químicas de su sistema nervioso.

Los rasgos psicológicos también juegan un papel en la vulnerabilidad que puede uno tener a la depresión. Las personas que tienen una pobre opinión de sí mismas, o que de forma reiterada se juzgan a ellas mismas o al mundo que las rodea con pesimismo, o bien que se dejan influir por las presiones ambientales, parecen más propensas a la depresión.

 

Una pérdida seria, una enfermedad crónica, una relación problemática, problemas financieros o cualquier cambio indeseable en la forma de vivir, pueden también desencadenar un episodio depresivo.

Frecuentemente una combinación de factores genéticos, psicológicos y ambientales, están presentes cuando se inicia un trastorno depresivo.

 

¿Cómo se trata una depresión?

La depresión es una enfermedad que responde bien al tratamiento.

Los fármacos han demostrado ser eficaces y seguros aunque lo habitual es que tarden en producir mejoría entre 3 y 6 semanas y, a pesar de que en algunos casos se pueden producir efectos secundarios éstos suelen desaparecer en los primeros días o semanas.

Complementando el tratamiento farmacológico, y en ocasiones como única indicación, es aconsejable realizar una psicoterapia centrada en comprender la enfermedad, afrontar los problemas y cambiar los pensamientos, las emociones y los comportamientos negativos de la persona como la inactividad, el aislamiento, los sentimientos de culpa o los problemas para relacionarse que pueden estar manteniendo la enfermedad.

Se trata de que el cuadro depresivo remita y de prevenir futuras recaídas.

Parte fundamental del tratamiento es que las personas próximas al paciente comprendan su situación y le traten de forma adecuada apoyándole, demostrándole afecto, evitando discutir o presionarle y siendo tolerante con él hasta que se encuentre mejorado.

Asimismo la persona deprimida debe evitar consumir sustancias estimulantes, alcohol o drogas que, por sí mismas, agravan los estados de depresión. Debe además mantener una alimentación suficiente y equilibrada y cuidar su salud física general.

El ejercicio físico es, por sí mismo, beneficioso para el estado de ánimo así como conservar un tiempo de descanso suficiente y evitar la soledad y el aislamiento.

 
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